Empezarán ya en los ríos regulados, que discurren cortos de caudal.
Pese al dicho popular de que «al invierno no se lo come el lobo» lo cierto es que, aunque no ha comenzado se le espera con impaciencia, especialmente en lo relativo a las precipitaciones de nieve tan necesarias para garantizar las reservas de los embalses y evitar los estiajes prematuros en los ríos naturales. La escasa nieve caída a finales de noviembre prácticamente ha desaparecido por lo que la cantidad de nieve acumulada en las montañas, a mediados de diciembre, es casi cero, lo que unido a la falta de lluvias mantiene los caudales bastante bajos.
Lo mismo sucede con el agua embalsada. El 9 de diciembre Barrios de Luna tan sólo alcanzaba el 32 por ciento de su capacidad total. Vegamián en el Porma se situaba en el 40 por ciento, Riaño en el 41 por ciento y Bárcena alcanzaba el 35 por ciento. Otro embalse de menor capacidad, como Villameca, se situaba en el 36 por ciento al retener tan solo 6 Hm3 de los 20 de capacidad máxima, y ello gracias a que el año hidráulico finalizó con niveles aceptables.
La trucha entierra sus huevos en los fondos de grava en zonas de poca profundidad y ligera corriente. Una bajada de nivel posterior dejaría la puesta «en seco» y se perdería. En los ríos regulados las frezas suelen producirse por Navidad, en El Sil antes, incluso a finales de noviembre. El tiempo transcurrido entre la puesta y la eclosión de las huevas depende de la temperatura del agua de forma inversa, es decir a mayor temperatura menor tiempo. Se calcula que la incubación dura aproximadamente 400º día. El grado día es el producto entre la temperatura media del agua y los días de incubación, así por ejemplo con una temperatura de 10º centígrados la incubación tardaría 40 días. Según este cálculo las frezas de finales de diciembre no eclosionarían hasta mediados de febrero, y las que se realicen en enero hasta marzo. Este es el motivo por el que la Administración decide retrasar la apertura hasta abril, evitando así que los pescadores puedan pisar los frezaderos. Pero no son los estiajes el único problema para las frezas. El hongo de la saprolegnia puede contagiar y de hecho contagia muchos huevos que no llegan a eclosionar cuando los caudales son bajos y los fondos están sucios. Otro problema añadido es la presencia del cormorán, que destroza los frezaderos. Los aficionados suelen conocer los lugares de freza y acudir a contemplar el espectáculo. En estos días resulta interesante el frezadero del puente de Modino en el Esla.